El
día no pudo ser más generoso. Se rompió
el "maleficio" del mal tiempo de otras marchas.
Tras
cruzar en sombra "las talayas", con el sol todavía
tras los montes, el camino de Escarzosa nos regalaba sol y
sombra, hasta que hicimos el primer descanso antes de emprender
la subida por el hayedo del barranco.
Éramos
cerca de 80 caminantes, aunque alguno fuera "a lomos"
del sufrido padre. |
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La
mañana invitaba a caminar y el verdor de los montes
y la frescura de los matojos hacían del camino un paseo
compartido con mil historias que estrechan lazos de amistad
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La
llegada de cada grupo, como en este caso los de Torrecilla
en Cameros, al mejor estilo de "escoceses por su tierra",
era saludada con gran alegría por los que ya estábamos
disfrutando de la cálida mañana en el Serradero
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Fue una inolvidable mañana compartida por gentes
venidas de los 11 pueblos convocados. La mayoría,
a pie, aunque también hubo quizá demasiados
coches... para no tanta gente impedida. ¿Cuantos
nos juntamos: 500 - 600...personas?
Tras
la presentación de la fiesta y los saludos de los
convocantes - en este caso la -
Asociación Senderista de Anguiano -
y de los alcaldes de los distintos pueblos, las jotas, las
gaitas, el saxo... pero sobre todo, el ALMUERZO compartido,
en el que no faltó ni el chorizo escaldado ni el
jamón, además de lo que cada uno llevaba en
su "morral".
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Bastón
de mando para el de mayor edad que estuviera ese día
en el Serradero, que fue Lobarnio, y para el más jóven
llegado a pie en esa mañana, Carlos, ambos de Anguiano.
En él
iba grabado el día y el motivo de la fiesta. |
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Y
como colofón de la mañana, una exhibición
de perros pastor, que se las tuvieron que ver con las muy
particulares vacas y con las nada dóciles ovejas
de Anguiano, que de ningún modo se dejaban amedrantar
por los canes. Tuvieron que sudar lo suyo para lograr su
objetivo: Era el espíritu libre del Serradero lo
que impedía obedecer a "otros amos". Las
ocas, más dóciles, obedecían sin oponer
resistencia... ¡no eran de Anguiano!
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